En este mismo lugar nació en 1499 Juan Garabito Vilela de Sananbria, el que tras su ingreso en la Orden Franciscana sería conocido como Fray Pedro de Alcántara.

Fue reformador de su Orden y tan dado a la penitencia, que de él dijo Santa Teresa de Jesus que por su extremada flaqueza parecía hecho de "raices de arbustos". Fue beatificado por Gregorio XV en 1622, y canonizado por Clemente IX en 1669.

Sus escritos destacan por su sobriedad, sencillez y ascetismo, fiel reflejo de su personalidad. El "Tratado de la oración y de la meditación" escrito en 1532 es el más significativo de ellos.

En honor al que sin duda es el personaje más ilustre de la historia alcantarina se erigió este tempo a mediados del siglo XVII, coincidiendo con su beatificación.

La construcción del tempo fue sufragada por el pueblo. En 1673 se nombra una comisión presidida por el Marqués de Torreorgaz para pedir limosnas con el fin de erigir el tempo. La iglesia de una sola nave, con tres tramos está cubierta con bóvedas de cañón con lunetos y reforzadas por arcos fajones, estando la cabecera cerrada por una bóveda hemisférica sobre pechinas. De su interior destacan dos retablos barrocos, el del altar mayor y el del lado del evangelio que se corresponde con la capilla natalicia construida sobre la habitación donde nació el Santo.

En la fachada principal, de sobrio estilo barroco, la portada se abre con un arco de medio punto, flanqueadas por columnas toscanas de alto pedestal. Encima, una hornacina, encuadrada por pilastras, aloja a San Pedro de Alcántara. Remata el paramento una sencilla cornisa, decorada con un friso de triglifos y metopas.

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